martes, 19 de noviembre de 2013

Para que la abras, vos

La palabra genera cambio. Una sola palabra,.la adecuada, puede acabar el hambre, una vida, el universo; puede cambiar la acción de la gravedad, el flujo de un río, activar o apagar la secuencia de sístole y diástole...
Si las palabras así lo ordenan, se abrirá el cielo, se apagarán las estrellas y caerán al mundo los horrores del principio y el fin.
Imagínese lo que la palabra, hablada o escrita puede hacer con un humano efímero y frágil.
La esencia inaccesible y a la vez común de la palabra le confiere propiedades fuera del entendimiento de sus propios usuarios, que no creadores.
Las combinaciones de palabras, esa infinitud aplasta y abruma a quien pretende abarcarla. Pierde su mente y se deleita jugando a la prueba y al error.
Pero de entre todas las palabras existentes, extintas y por existir, hay un par de ellas que pueden poner a una persona contra sí mismo, hacerlo perder la razón y alcanzar la máxima lucidez e iluminación. Un verdadero tormento y gozo para hablante y escucha...Ya todos sabemos que palabras son. Decirlas aqui seria poner en riesgo la estabilidad de este caotico pedazo de ser cibernetico.

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